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Eugene Ionesco y el teatro del absurdo.

A Martin Esslin se debe la acuñación del término Teatro del absurdo cuya definición desarrolla en un libro con este mismo nombre en 1961 donde propone el abandono absoluto de la razón prefiriendo expresar «el sentido del sinsentido de la vida» y caracterizado generalmente por una reacción contra los conceptos tradicionales del teatro occidental y el rechazo del teatro realista existente. Entre otros, Ionesco es el dramaturgo favorito de Jaime. Afirmaba que todas sus obras de teatro estaban basadas en la realidad. Jaime entendió profundamente los textos de este gran autor y los llevó a escena con gran destreza como “Víctimas del deber”, “La cantante calva” o “Jacques oú la soumission”.

Café Moderno y el Grupo de Nueva Figuración.

«Por esa época comencé a pintar. Me relacionaba con los pintores del momento. Solíamos encontrarnos en el Café Moderno o el Café Bárbaro». Con el llamado Grupo de Nueva Figuración compartía tertulias e inquietudes. Macció, Noé, Deira, Polosello, grandes creadores plásticos emergentes del momento fueron sus compañeros y su inspiración para que comenzase a interesarse por la pintura y a experimentar por su cuenta.

Alianza Francesa. Buenos Aires.

«De un salón vacío hicimos un teatro». Tras dos años encerrado con sus alumnos, la primera obra que se realizó en el T.A.F. fue La estranguladora de Tristán Bernard. Grandes personas apoyaron los primeros pasos de Jaime en el T.A.F. como Tito Capobianco, Víctor Proncet, Pepe Varona, Oscar Araiz, Mª Teresa León, Edgardo Jiménez, tantos a los que agradecer… Cómo consiguió un lugar en la Alianza Francesa de Buenos Aires y dar origen a su primera escuela de teatro es otro ejemplo de su gran impetuosidad.

Centro Dramático del Este.

Por consejo de León Chancerel (Presidente de la Asociación de Historia del teatro), Jaime se propone entrar en el Centro Dramático del Este (CDE) en Estrasburgo, la mejor escuela de Francia. Con «Las picardías de Scapin» de Molière, y a pesar de la dificultad, logra el acceso a la escuela. Según el propio Jaime nos revela: «uno de los períodos de aprendizaje más felices de mi vida».

Decroux.

Jaime vio actuar a Decroux en la película Les Enfants du Paradise, comparó los alumnos que salían de una academia y de otra y optó intuitivamente por formarse con él. «Fue mi inspiración en todo mi trabajo corporal y el que hizo que me diera cuenta de que el cuerpo no miente.» El logotipo de la Asociación Jaime Jaimes es un homenaje a la escuela de Decroux. Del mimo de Decroux se podían sacar muchos otros universos: El despertar del cuerpo. El uso profundo de la atención, herramienta que Jaime usaría y daría forma a lo largo de toda su carrera como maestro de actores.

París y la bohemia.

«Nos encontrábamos todos los días en el Café Select en Montparnasse. El Select era el café más barato de la zona. Nos sentábamos en los cafés, en las plazas, en todos esos lugares tan preciosos, dedicados a observar a las personas pasar, a conversar con la gente y a todo ese mundo de bohemia que se respiraba en ese momento. En la rue de la Huchette había un club de jazz, de los pocos que había por esa época en París, donde íbamos a bailar y a escuchar música. La vida era un estímulo tras otro.»

Ellis Island. Primer intento.

Con tan sólo 14 años Jaime toma la decisión de abandonar su casa y viajar a Estados Unidos. Este primer viaje termina con una cuarentena en Ellis Island, primera puerta de acceso a Nueva York y su posterior regreso a Buenos Aires. Cuenta que desde la ventana de su habitación podía ver la Estatua de la Libertad. Una extraordinaria y arriesgada aventura. No será la última.

Río Salado.

Este es el carguero en el que Jaime se embarcó como polizón haciendo una dura travesía para llegar al primer destino que con tan solo 14 años, puso como meta. Nueva York.

Estas fotografías pertenecen al Archivo General de la Nación Dpto. Doc. Fotográficos. Buenos Aires. Argentina.

París en Color

Al poco tiempo de residir en París realiza su primera experiencia (21 minutos en color para el Servicio de Experimentación de la TV Francesa), paso previo a otras de más alto nivel y con libretos de grandes autores. Toda esta experimentación y perfeccionamiento queda de manifiesto cuando en 1973, realiza para la segunda cadena de televisión una serie de seis horas de duración presentando “Los Misterios de Nueva York”. Esta producción, lo mismo que todas las anteriores, recibe un caluroso recibimiento de la crítica y el público.

TV en Francia y España

En 1965 Jaimes lega la Escuela (T.A.F.) a sus alumnos y viaja a Francia, donde estudia y se perfecciona en las técnicas televisivas.

Desde 1966 a 1968 dirige en España para teatro y televisión. Su competencia en el manejo de cámaras y su tratamiento para con los actores pronto le hacen sobresalir como uno de los realizadores de televisión más respetados en la producción de programas dramáticos. En menos de tres años adapta, traduce y dirige 28 obras de autores universales en programas de 56 y 120 minutos para televisión, y otras 12 para el teatro y la radio de Madrid y Barcelona.

Durante ese periodo, no teniendo España televisión en color, Jaimes decide volver a Francia para perfeccionar esa técnica.